El final de las vacaciones y el inicio de un nuevo curso suelen venir acompañados de cambios de ritmo, nuevas responsabilidades y, en muchos casos, de una sensación de apatía o tristeza conocida como síndrome postvacacional o depresión postvacacional.
Aunque no se trata de un trastorno clínico en sí mismo, sí puede afectar de manera importante a nuestro estado de ánimo, a la motivación e incluso a la salud física.
¿Qué es la depresión postvacacional y por qué ocurre?
La depresión postvacacional es ese malestar emocional y físico que aparece tras regresar de las vacaciones.
Principales factores que favorecen su aparición
- Cambios bruscos de horarios: dormir menos horas o tener que adaptarse a rutinas más rígidas.
- Sobrecarga de responsabilidades: vuelta al trabajo, estudios, organización familiar y doméstica.
- Contraste entre el ocio y las obligaciones: pasar de días de descanso, viajes o desconexión a jornadas de mayor exigencia.
- Falta de motivación: sentir que lo que espera tras las vacaciones no resulta lo suficientemente estimulante.
- Estrés anticipatorio: en muchos casos, el malestar comienza incluso antes de volver. Pasamos días previos preocupándonos por lo que encontraremos al regresar: correos acumulados, tareas pendientes, horarios exigentes. Esta anticipación nos desgasta, genera ansiedad y puede intensificar la sensación de que la vuelta será mucho más dura de lo que en realidad es.
Pautas para una mejor adaptación al síndrome postvacacional
Existen pequeños gestos que pueden ayudarte a hacer más llevadera la transición:
Retoma rutinas de manera progresiva
Ajusta horarios de sueño y comidas unos días antes del regreso.
Cuida tu cuerpo
Mantén una alimentación equilibrada, practica ejercicio y reserva tiempo para descansar.
Planifica, pero con flexibilidad
Organiza tus tareas de forma realista y evita sobrecargarte los primeros días.
Incluye actividades gratificantes
Reserva espacios para hobbies, ocio o momentos de desconexión durante la semana.
Gestiona la anticipación
En lugar de gastar energía imaginando lo duro que será el regreso, dedica esos días previos a preparar lo necesario con calma, visualizar lo positivo del nuevo curso y recordarte que la adaptación lleva tiempo.
Practica la autocompasión
Es normal que cueste un poco volver al ritmo, date permiso para hacerlo poco a poco.
¿Cuándo pedir ayuda psicológica?
Sentirse desanimado tras las vacaciones es algo común y suele desaparecer al cabo de unos días.
Señales de que es momento de buscar apoyo
El malestar persiste durante semanas.
Interfiere con la vida diaria.
Se acompaña de ansiedad intensa o desmotivación constante.
Pedir apoyo psicológico puede ayudarte a recuperar el equilibrio, reducir la ansiedad y comenzar el nuevo curso con mayor serenidad y motivación.